Juan M. Salvat
OCT. 24, 2024
1) Carlos me regaló un día un libro suyo y me dijo: «No tienes que leerlo, pero sí elogiarlo».
2- Como lo acusaron de haber escrito libro de varios personajes del exilio, respondió: «¡Qué raro, pero los libros que le escribo a otros tienen más éxito que los míos!”.
3- Como había escrito muchos prólogos, sobre todo para libros de amigos dijo que iba a publicar en vez de sus obras completas, sus «Prólogos completos».
4- Cuando estaba siendo atacado por la línea dura del exilio un recién llegado le pidió una carta de recomendación para un empleo en Miami y él le dijo: «Con mucho gusto, pero dime la verdad, tú lo que quieres es que no te den el trabajo».
5- Un día en el restaurante Habana Vieja, se le acercó un combatiente del exilio, que además de pelear con las armas que no existían, escribía combativos artículos con errores de sintaxis, y a veces hasta de ortografía. El hombre iba con un escolta.
– ¿Hola como estás, Carlos Alberto.
– Bien y tú -respondió Carlos- ¿Y eso que andas con escolta?
– Es que un comando castrista ha penetrado en Miami con el objetivo de matarme.
A lo que Carlos preguntó
– ¿No será un comando de la Real Academia?
Otra vez fui yo el objeto de la broma. Caminábamos por Madrid, justo por la acera del edificio de la RAE, y me dijo: «Vamos a cruzar la calle. ¿Por qué?- pregunté. «No sea que te arresten»- respondió.
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