Reseña sobre el libro del Dr. Manuel Alzugaray

Foto de Archivo
Abril 11, 2025
Comentario del novelista y escritor J. A. Albertini
En un día cualquiera: Obra de amor que inmortaliza.
Vida, familia, libertad y patria.
«En lo pasado está la historia del futuro».
Juan Donoso Cortés (Filósofo e historiador español)
Al acometer la lectura e ir pasando páginas de «En un día cualquiera», obra
reciente, escrita por el Dr. Manuel Alzugaray, el lector cubano o de cualquier
otra nacionalidad, que por motivos políticos haya tenido que abandonar su
patria y sobrellevar un largo exilio, se identifica con el autor y siente el peso
ineludible de la nostalgia. Incluso, la portada del libro es una fotografía, del
cielo azul de Cuba, tomada desde la base naval norteamericana, asentada en la
Isla de Guantánamo.
Manuel Alzugaray es médico ortopedista y cirujano de prestigio, ganado en los
Estados Unidos y otros países de este y otros hemisferios. Su labor humanitaria
y a favor de la democracia, desarrollada por el Miami Medical Team,
organización fundada y presidida por él desde 1980, es ampliamente
reconocida. Nicaragua, El Salvador, Panamá, Haití y otras naciones de nuestro
continente se han beneficiado de los servicios y especialidades médicas de esta
agrupación. En cierta oportunidad doña Violeta Barrios de Chamorro, cuando
ocupó la presidencia de la hermana república nicaragüense, manifestó: «Me
siento muy feliz y agradecida por todo lo que el Miami Medical Team está
realizando en beneficio de mi patria». Asimismo, en circunstancias difíciles,
países lejanos como Angola, Afganistán y hasta la europea Polonia, recibieron
el alivio solidario y desinteresado de este grupo de profesionales de la medicina.
Imprescindible decir que Manuel Alzugaray, en 1960, aún siendo adolescente,
proveniente de su nativa ciudad de Placetas, provincia de las Villas, llega a la
universidad capitalina de La Habana, donde siguiendo los pasos de su padre el
Dr. Ángel Manuel Alzugaray y Pérez de la Mesa† inicia estudios de medicina.
En breve, convencido del derrotero totalitario que Fidel Castro ha trazado para
Cuba, se integra al Directorio Revolucionario Estudiantil (DRE) organización
clandestina que, junto a otras, lucha por rescatar los valores democráticos
enmarcados en la constitución de 1940.
Luego de eficaz actividad, tanto en La Habana como formando parte de la
dirección del DRE en la provincia de las Villas, en algún momento del
año1962, clandestinamente y cumpliendo una misión sale de la Isla.
Imposibilitado, por circunstancias ajenas, de concretar planes trazados, no logra regresar. No
obstante, siempre pensando en Cuba, recibe dentro de las fuerzas armadas
norteamericanas, riguroso entrenamiento que hasta los días de hoy, parejo a su
desempeño humano y profesional, le ha servido para, sin dejar de luchar por
libertad de su Isla, contribuir a la de otras naciones.
«En un día cualquiera», libro que además de la parte narrativa está ampliamente
ilustrado con fotos de valor histórico, geográfico, familiar, deportivo y artístico,
donde también se reproducen, a todo color, afiches publicitarios, grabados de
aves nativas, pinturas y algunos de otras categorías que harían las delicias de
cualquier coleccionista serio, constituye un canto de amor a la patria, grande y
chica a la cual aún no ha podido; hemos podido regresar. Y pluralizo porque a
través del andar del joven Manuel Alzugaray por las calles de su afectuosa
ciudad de Placetas, cada cubano exiliado vuelve al sol de su terruño. A los años
de la década de 1950, cuando de mañana se iba a la escuela y, al mediodía, de
regreso a casa, se podía ir escuchando de vivienda en vivienda, los episodios
radiales de «Los tres Villalobos», olfatear aromas de almuerzo y escuchar el
pregonar de más de un vendedor ambulante: «¡Flores, florero, floresss…!»
« ¡Mangos, maduros y dulcesss…!». « ¡Tres eran tres los tres Villalobos…!».
Y así, devorando las crónicas o viñetas, escritas con prosa clara y precisa, el
lector se asoma a la información, llena de nostalgia reflexiva, que le transporta a
en « Un día cualquiera» de Manuel Alzugaray, que bien pudiera ser también el
de cualquier otro cubano que tuvo el privilegio de disfrutar la sociedad cubana,
sobre todo pueblerina, de entonces.
La campiña cubana estalla en el contenido de este libro. Cruce de ríos, tal vez el
Zaza o Agabama, frescor de palmares, galopar a caballo; jornadas de pesquería
y cacería, junto al padre y amigos. La emoción del que arma en mano espera la
presa. El sabor de la trucha de río recién obtenida y frita, en sartén de campaña
y fuego de leña seca a orillas del cauce. Más tarde, al regreso de la montería;
gustar un arroz con codornices, palomas o guineos jíbaros, cocinado por las
manos siempre expertas de Eva Pérez Zorrilla de Alzugaray, la madre
amorosa.
La lejanía actual, y no deseada, a causa de la tiranía castro-comunista, de su
pueblo placeteño y disfrute de tardes dominicales de matiné en el cine Pujol,
Caridad u otro para ver películas de Tarzán, El Llanero Solitario o un oeste
norteamericano protagonizado, tal vez, por John Wayne, Hopalong Cassidy o
cualquier héroe cinematográfico de moda, viven en la memoria, lastimada pero
nunca rendida, donde el sabor de batidos y helados, hechos con frutas naturales,
saboreados bajo el follaje susurrante de los laureles del parque Rafael Casallas,
llega con sentimientos de cariños y fidelidad ciudadana al ahora del entonces,
del cual fuimos brutalmente despojados, pero no vencidos.
Asimismo, en « Un día cualquiera», se brindan datos pormenorizados del
entramado económico, social y cultural de la pujante Cuba de aquellos años,
donde la producción nacional de bienes de consumo mantenía un crecimiento
sostenible y la alimentación básica del país, prácticamente, estaba en manos de
nuestro campesinado. La participación cubana en el sector azucarero crecía y
otro tanto sucedía en el ganadero y sus derivados como leche, quesos
mantequilla, etc. La cosecha e industrialización de nuestro tabaco disfrutaba de
prestigio internacional y una pujante elaboración de calzado, textiles y
productos alimenticios en conserva alcanzaron prestigio internacional. Por otro
lado la asistencia médica, pública y privada, siempre en extensión, en 1958 ya
cubría casi toda la Isla.
La red de carreteras, vías ferroviarias y modernidad en los medios de transporte
eran de las mejores de nuestro continente. Periódicos y revistas de circulación
nacional y provincial junto a emisoras radiales, con las mismas características,
cubrían la Isla de Maisí a San Antonio. No obstante, es imprescindible señalar
lo rápido que llegó la televisión a nuestra patria y la calidad de los programas,
nacionales y extranjeros que se emitían.
Proliferaban las prácticas deportivas, amateurs y profesionales, con beisbol y
boxeo a la cabeza, sin desdeñar la lucha libre.
Las salas de cine abundaban y las últimas realizaciones cinematográficas
norteamericanas, mejicanas, argentinas y europeas se exhibían al mismo tiempo
que en sus países de origen. Otro tanto, aunque en escala menor, sucedía con las
representaciones teatrales.
Es tanto lo que se abarca e informa, a través de los ojos y pluma memoriosa del
Dr. Manuel Alzugaray, « En un día cualquiera» que se impone el placer total de
su lectura.
Disfrutado el texto; fotografías e ilustraciones que llenan el libro, también palpo
el dolor de un exiliado y luchador del calibre del Dr. Manuel Alzugaray que, por
más de seis décadas, no ha podido volver a pisar las calles de su Placetas y
recorrer campos aledaños. Entonces, me asalta lo que, en cierto momento, dijo o
escribió el escritor rumano desterrado C. Virgil Gheorghiu: « Un exiliado es un
hombre que vive a flor de piel; como si alguien lo hubiera desollado en vida».
NOTA: Esta obra, junto con « Miami Medical Team: Testimonio de humanidad »
y « Protagonistas de un idea »l, se encuentra en Amazon libros.
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