por Luis de la Paz
Nunca entiendes realmente a una persona
hasta que consideres las cosas desde su
punto de vista, hasta que te metes en su
piel y caminas con ella.
Harper Lee.
Por: J. A. ALBERTINI.
Una vez más el prolífero escritor Luis de la Paz con su reciente libro titulado:
“Bajo la memoria” (Ediciones La gota de agua 2024) coloca al lector, en “El
filo de la navaja”, recordando el nombre de la famosa novela, llevada al cine en
dos oportunidades, del escritor W. Somerset Maugham. Y cito la obra del autor
inglés no porque las historias agrupadas en “Bajo la memoria”, tengan
similitud con el texto mencionado.
Sin embargo, es innegable que personajes y situaciones que pueblan los diez
cuentos, tres microrrelatos y seis minirelatos de este volumen crecen, se
desarrollan y pueblan el borde cortante de la existencia. Existencia que, de una
u otra forma, invariablemente discurre por senderos de situaciones inesperadas,
llenos de remembranzas heredadas y nutridas, en todos los aspectos, por los
giros del camino, no siempre deseados, y el accionar propio al que llamamos
libre albedrío y que la pluma de Luis de de la Paz saca de lo que consideramos,
o son, lógicos altibajos de la vida que a veces, humanamente, se tienden a
eludir, recurriendo al recurso del olvido.
“Parecía levitar”, texto que inicia la obra discurre en la ciudad de Filadelfia. La
pareja, ya mayor, en caminatas frecuentes, termina sentada en un banco cercano
al cauce de río Schuylkill. La vida, aunque ambos tenían historias diferentes, les
había unido. Una alfombra tejida a mano propiedad de un comerciante persa les
deslumbra al punto que terminan adquiriéndola. La manera en que estaban
atados los nudos indicaba la delicadeza del trabajo y la antigüedad del telar.
¡Una verdadera obra de arte…! Como lector pienso que, algunas noches de
luna llena, el tapete, con su carga de ancianos rejuvenecidos, levita sobre la
ciudad. ¿Acaso así no cuentan algunas historias milenarias de “Las mil y una
noche?”.
Y, saltando el orden de los relatos, como ejemplo del fardo de coyunturas
existenciales que agrupa este volumen, tomo el cuento “A San Nicolás de Bari”
donde la opresión del régimen castro-comunista que, en trazos blancos y
negros, delinea esta historia el lector vuelve a la opresión no resuelta. Al solar
de Zalaya, en el que nació la madre de Luis de la Paz y murió de tisis una tía,
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no conocida, que se prende de la evocación familiar. Al niño que olfatea el
perfume femenino de la libertad y al esbirro abusador que le prohíbe disfrutar, a
plenitud, del oxígeno patrio.
Exilio duro; no deseado. Amores que se hacen y deshacen saltan de las páginas
de “Los recién llegados”. Luego, más adelante, en la carretera del tránsito
terrenal encontramos, racismo y rechazo enquistado contra los matrimonios
interraciales y descendencia, en la desasosegada lectura de “Nuestra familia”.
Desasosiego, en honor a la verdad, es el término que se impone cuando se lee la
obra total de Luis de la Paz, sea cuento, poesía o novela. Luis es cronista fiel
del tiempo material y emocional que le ha tocado respirar y sigue inhalando con
sofoco de “Un verano incesante” que explora “El otro lado” de un “Tiempo
vencido” que trepa “Por las paredes” que le dicen no “Salir de casa” porque “Al
pie de las montañas” aguardan, a lo mejor, las “Imperfecciones del horizonte”.
Por lo tanto “Bajo la memoria” es literatura cubana. Literatura escrita con ojos
de víctimas y testigos que no olvidan la prolongada noche del totalitarismo
castro-comunista que asoló y sigue asolando a Cuba y sus pobladores con el
consecuente rosario de opresión, desarraigo brusco y exilio que, sin perder
memoria, se nutre de nuevas experiencias que van conformando una visión más
abarcadora de lo que fue es y se espera será.
Buena parte de lo antes expuesto lo hallo en el cuento, dedicado al recuerdo de
una fallecida escritora cubana, titulado “La mudada”. En la narración se pone de
manifiesto el olvido que pare el destierro. La tierra no propia te acoge; brinda
sepultura o cenizas que, en ocasiones, se lanzan al mar con intención de tocar la
orilla de ensueños. Los exilios prolongados terminan en fotografías dispersas;
desmemoria color sepia en las cuales, a pesar de todo, pervive el intangible
sentimiento del amor.
Amor leal que, en la historia “Como te quiero”, 46 años después de iniciada la
relación, sorteando recuerdos de separación impuesta por ajenos y alguno que
otro devaneo sentimental, se conmemora con un viaje de celebración, por
carretera y avión, que termina en un New York que de jóvenes les conoció:
“…esos momentos deliciosos de cariño no son como los de antes…haciendo
parecer cada instante un nuevo comienzo mientras se envejece con dignidad,
pero se envejece…” , afirmación que conduce al poeta. Pablo Neruda:
“Nosotros, los de entonces ya no somos los mismos”.
“El Nautilus” enfoca el perenne despropósito castrista del Servicio Militar
Obligatorio (SMO) que impuesto a los jóvenes cubanos, desde junio de 1963,
hace que este relato conserve la contemporaneidad de entonces. Julián de 16
3
años de edad logra un permiso de 72 horas. Agobiado por las pésimas
condiciones castrenses y el maltrato constante de instructores y oficiales decide
desertar. En su desorientado deambular por La Habana, ciudad que no conocía,
entra a un bar nombrado “El Nautilus”. Allí, entabla conversación con Virginia,
una vieja prostituta adicta al alcohol y la marihuana. Se acuesta con la mujer y
piensa que bien podría ser su madre. Pasan días llenos de acontecimientos
insospechados. Teme que en cualquier momento ella lo entregue. No obstante,
la bondad no pregonada de Virginia contribuye a su libertad. Han pasado 10
años. Julián tiene esposa e hija y vive en Miami. Cada vez que visita la Ermita
de la Caridad piensa y pide, donde quiera que se encuentre, por Virginia; su
virgen salvadora.
Cerrando el libro “Crónicas sobre Johnny” cuento narrado en tres capítulos
breves que, por la actualidad y peso de la trama, estimo tiene argumento para
llegar a ser novela.
Los padres de Johnny parten al exilio. A él, por estar en edad militar, se le niega
la salida. Johnny queda solo en la casa que rápidamente despierta egoístas
ambiciones. Personas del Comité de Defensa de la Revolución que le
conocieron desde pequeño y otros tratan de despojarlo de la vivienda. Al final
no pueden pero Johnny termina siendo reclutado por el SMO. Pasan los años.
Contrae matrimonio y tiene una hija. Se precipita el éxodo del Mariel y al fin,
dejando escupitajos e insultos atrás logra salir de Cuba para en libertad enfrentar
un nuevo y desconocido horizonte. ¿Qué cubano no ha sido testigo o actor de
semejante situación?
Las otras historias que acumulan las páginas de este libro, ahondan, aun más, en
el poder creativo y evocador del narrador. Aquí, en “Bajo la memoria”, Luis de
la Paz, nuevamente repito, como es habitual en casi toda su producción literaria,
crea personajes y situaciones reales, a veces con pinceladas de ficción,
inherentes a la vida. A esa vida que todos, de una u otra forma, hemos o
estamos respirando. Existencia que puede llegar a ser placentera o agobiante y
para la cual el escritor ofrece alivio o escape que se refleja en el minirrelato
titulado: “La noche anterior”. Durmiendo, el sueño duró para siempre.
NOTA: “Bajo la memoria” y demás obras de Luis de la Paz se encuentran en
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